Entre cada una de las vértebras parte un par de nervios que se dirigen a los distintos órganos y partes del cuerpo, sumando un total de 31 pares. Los nervios pueden ser eferentes (o nervios efectores): que envían señales del cerebro hacia el cuerpo; o aferentes que reciben señales del cuerpo, o bien pueden ser nervios mixtos en caso que lleven a cabo ambas funciones. Esta red de nervios externos al Sistema Nervioso Central es lo que llamamos el sistema nervioso periférico.
Las neuronas se pueden unir formando un nervio capaz de transmitir varios impulsos nerviosos a la vez. Los nervios alcanzan prácticamente cualquier parte del cuerpo.
Los ganglios están formados por grupos de neuronas y sirven como centrales de relevo o regulación de los impulsos nerviosos. Se encuentran diseminados en distintos puntos de la red de nervios del sistema nervioso periférico.
Además de los 31 pares de nervios ya mencionados tenemos 12 pares que parten directamente del encéfalo a través de algunos orificios en el cráneo, sin atravesar la médula espinal, son los llamados pares craneales, Se enumeran con los números romanos como presentamos a continuación:
Recientemente se ha descubierto el Par craneal 0 que conecta el órgano vemoronasal con el cerebro. Este órgano identifica las sustancias llamadas feromonas que en el reino animal ayudan a identificar a posibles parejas, a la madre o a depredadores. Se cree que en el ser humano se atrofia durante la niñez.
Células sensitivas
Las células sensitivas también forman parte de nuestro sistema nervioso, registran las condiciones internas y externas llevando la información hacia el cerebro.
Nuestro cuerpo mantiene una continua comunicación con el cerebro para informar sobre los niveles de oxígeno, temperatura, equilibrio de sustancias, esta información la procesa el cerebro para enviar señales de vuelta a los órganos que permitan lograr un equilibrio. Además, en forma consciente podemos sentir algunos órganos y procesos de nuestro cuerpo como la digestión, la vejiga, o dolores internos, es lo que llamamos propiocepción.
Las sensaciones externas nos llegan a través de los sentidos: en la piel tenemos una serie de células especializadas en percibir distintas sensaciones como temperatura, presión, etcétera. En el oído interno tenemos una serie de células dentro del caracol capaces de captar las vibraciones sonoras. Mientras que en los ojos tenemos células en la retina que captan los fotones y convierten la sensación en impulsos nerviosos. Profundizaremos más sobre este tema la Unidad dedicada a los sentidos.