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El sistema digestivo se encarga de preparar los alimentos hasta convertirlos en moléculas simples que puedan ser absorbidas por el cuerpo, también se encarga de eliminar los desechos. Todo el proceso de digestión se lleva a cabo a través del tubo digestivo con lo ayuda de algunos otros órganos como el hígado y el páncreas.
La digestión tiene diversas etapas que comienzan con la ingestión: el momento en que el alimento entra a la boca. A menos que se trate de un líquido, es muy importante la masticación y la salivación que son los primeros procesos que van preparando al alimento. A continuación pasa a través de las distintas zonas del tubo digestivo, la propulsión se logra ya que las paredes del aparato digestivo tienen músculos que van transportando al alimento mediante el movimiento peristáltico.
En el estómago el alimento se mezcla con distintas encimas y sustancias como el ácido clorhídrico que ayudan a descomponerlo. Algunas de esas sustancias son secretadas por el mismo estómago o por el hígado y páncreas. De esta forma se logra la digestión, es decir la descomposición del alimento en sustancias más simples. La absorción de los nutrientes se da principalmente en el intestino delgado. En el intestino grueso los remanentes se deshidratan y el agua es absorbida por el cuerpo. Finalmente, las heces fecales se defecan a través del ano. Veamos el proceso con más detalle:
En la boca comienza el proceso de digestión mediante la masticación y la salivación. Los humanos contamos con 32 piezas dentales, que son las encargadas de la masticación. Los incisivos se encuentran al frente, seguidos de los caninos y más atrás están los molares. Si observamos la dentadura nos damos cuenta que el hombre está diseñado para la alimentación de vegetales, por eso los dientes son planos para poder moler los alimentos. Mientras que los animales carnívoros tienen dientes afilados que les permiten desgarrar la carne. Los dientes hunden sus raíces en las encías y en su superficie están cubiertos de una capa protectora llamada el esmalte bucal. Es importante mantener la higiene dental para evitar la formación de sarro y de caries.
En la boca también tenemos la lengua, que es un músculo que ayuda a manipular los alimentos dentro de la boca y tragarlos. La lengua también tiene el sentido del gusto gracias a los distintos tipos de papilas gustativas, la percepción del sabor se suma al olfato para poder crear la percepción de los diversos sabores en nuestro cerebro.
También tenemos las glándulas salivares, que secretan la saliva, esta tiene sustancias y encimas que comienzan la descomposición de los alimentos. La saliva también sirve como lubricante para que el bolo alimenticio pueda circular por la cavidad bucal, y poco después por la faringe y el esófago.