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Sistema inmune y microbiota

 

Unidad III Lección 4

El sistema inmune es el encargado de neutralizar a los agentes patógenos que puedan alterar la salud de nuestro organismo. Por agentes patógenos entendemos todo tipo de organismos desde los diminutos virus, así como las bacterias, hongos, hasta los parásitos. Pero también algunas sustancias o elementos como los radicales libres pueden resultar nocivos o tóxicos para nuestro organismo, y también en esos casos actúa el sistema inmune.
En el curso de Anatomía y fisiología damos una explicación más completa sobre el sistema inmune, sus componentes y su funcionamiento. Por ahora nos limitaremos a explicarlo en forma muy general: Las células que actúan como el ejército del sistema inmune son los glóbulos blancos que viajan principalmente en la sangre y también se encuentran en el sistema linfático. Las células se producen en la médula ósea de los huesos largos y de ahí tienen distintos procesos de maduración. Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos maduran en los ganglios del sistema linfático (linfocitos B), otros en la glándula timo: los llamados linfocitos T.

Tipos de respuesta inmune

En realidad, el organismo tiene dos tipos de respuesta inmune: En primer lugar, tenemos la respuesta innata, como su nombre lo indica es una respuesta que ya tiene el organismo desde el momento del nacimiento. Esta respuesta se da en forma inmediata cuando el sistema inmune detecta algún patógeno y consiste en neutralizarlo o atacarlo en forma indistinta. Para combatir la infección, el sistema inmune activa una serie de procesos como la elevación de la temperatura y la inflamación de los tejidos. Los leucocitos responsables de esta respuesta son los Neutrófilos, quienes fagocitan (engullen) a los patógenos. También tenemos los Basófilos y Eosinóficos quienes son los responsables de la inflamación y las reacciones alérgicas.
La respuesta adaptativa es el segundo frente de batalla y comienza cuando el sistema inmune detecta a algún agente patógeno. Ya sea que se trate de un virus, bacteria, toxina o incluso alguna célula dañada, el sistema inmune es capaz de detectarlos gracias a sustancias que generan llamados antígenos. Luego los Linfocitos B o T fabrican inmunoglobulinas, también llamadas anticuerpos, diseñadas específicamente para atacar a un antígeno específico. Este proceso le lleva al sistema inmune algún tiempo, tiempo en el cual el organismo trata de contener la infección mediante la respuesta inmune primaria.

El sistema inmune tiene memoria

El sistema cuenta con linfocitos de memoria, que son los encargados de llevar un registro de los antígenos que el organismo ya ha encontrado anteriormente, de esta forma, al volver a encontrar nuevamente el mismo agente ya reaccionará con mucho mayor rapidez, teniendo una mucho mejor oportunidad de combatir la infección de forma exitosa.

Antes de nacer el bebé prácticamente no ha desarrollado la respuesta inmune adaptativa, aunque hay estudios que sugieren que muchos de las inmunoglobulinas pueden heredarse al bebé a través de su madre. Tal es el caso de el coronavirus que al haberlo padecido la madre, el bebé puede desarrollar cierta inmunidad.
El primer momento en que el bebé entra en contacto con un sinfín de patógenos es al momento del parto, al atravesar el canal vaginal, todo su cuerpo queda bañado con diversos tipos de bacterias y virus. Ahora los médicos consideran que este momento es de vital importancia para que el bebé comience a desarrollar la respuesta inmune adaptativa.
El segundo momento es cuando el bebé comienza a alimentarse de la leche materna, también ahí van una gran cantidad de patógenos, pero también anticuerpos que ayudarán a fortalecer su sistema inmune. Y a lo largo de toda la vida la ingesta de alimentos será una continua administración de diversos agentes como virus, bacterias, hongos y parásitos. Todos vitales para el equilibrio del organismo y para mantener un sistema inmune balanceado. Ahora la ciencia médica comienza a entender la relación entre el aparato digestivo, el sistema inmune y la salud del cuerpo en general. Como decían los médicos naturistas, el intestino es el centro del organismo y de su estado de balance depende la salud de todo el organismo. De aquí la importancia de mantener una dieta balanceada, rica en fibra y de ser posible llevar a cabo procesos de desintoxicación en forma periódica.

Las mucosas y los intestinos

Una parte del trabajo del sistema inmune se lleva a cabo en el sistema linfático, particularmente en los ganglios, donde los linfocitos se encuentran con gran cantidad da patógenos que son desechados de los tejidos. Pero otra parte se realiza en las mucosas del organismo como las mucosas del sistema respiratorio o en el tubo digestivo. Principalmente en este último es donde el sistema inmune puede fortalecerse o perder el equilibrio.
Los más recientes estudios indican que para que el sistema inmune trabaje en forma óptima es necesario tener una microbiota saludable. La microbiota es lo que antes se llamaba flora intestinal, pero que más que de plantas, se trata de las bacterias que habitan los intestinos. El tener gran cantidad de bacterias "buenas" va a permitir que el sistema inmune trabaje en equilibrio atacando sólo a los patógenos y respetando a las células "buenas". Mientras que la presencia de bacterias "malas" sacará al organismo de balance originando la tan temida inflamación silenciosa, lo que provocará una serie de trastornos y enfermedades.

Por poner un ejemplo: recientemente se ha descubierto que la bacteria Faecalibacterium prausnitzii, presente en el intestino es de vital importancia, ya que es un agente antiinflamatorio, por lo que su disminución o ausencia en la microbiota se traduce en mayores procesos inflamatorios en el cuerpo. En el caso de las personas infectadas del covid-19 hay una estrecha relación entre la ausencia de la bacteria y el desarrollo de un cuadro agudo de la enfermedad o una recuperación más prolongada.
Seguramente que existen muchas otras interacciones entre los gérmenes y nuestros cuerpos que aún no hemos estudiado, por lo que la consigna de mantenerlos fuera de nuestro cuerpo, de vivir en un ambiente completamente esterilizado es una idea por demás descabellada.

La importancia de la dieta

Recientemente se ha descubierto que la leche de vaca, así como todos los productos derivados de ella (queso, crema, etc) contienen anticuerpos que alteran al sistema inmune. Algunas personas son más sensibles a ellos mientras que otras menos. Por lo que ahora sabemos, la leche no solo afecta a los humanos debido a la intolerancia a la lactosa, sino también por los anticuerpos que especialmente afectan al sistema inmune. Conforme el humano aumenta de edad, disminuye su capacidad para digerir la lactosa. De hecho, se debería evitar desde la infancia, sobre todo en los niños que tienen síntomas alérgicos, de esta forma estaríamos mejorando en gran medida la salud de los niños.
Las intolerancias alimentarias como la intolerancia a la lactosa, la intolerancia al gluten o a las oleaginosas, en realidad están muy relacionadas con las alergias. A final de cuentas todas ellas alteran al sistema inmune produciendo algún tipo de inflamación que afectará a algún tejido en particular, o a todo el organismo.
La dieta más saludable es aquella basada en alimentos naturales, de preferencia orgánicos, que no contengan químicos ni otras sustancias añadidas. Una dieta basada en vegetales y frutas, que aportan gran contenido de fibra, También se deberá evitar el consumo de productos animales y sus derivados, así como el exceso de azúcar y sal. Todos estos factores que acabamos de mencionar determinan el tipo de microbiota que va a desarrollar nuestro intestino.

Estas recomendaciones son muy generales ya que lo más indicado sería testear en forma personal para saber cuáles alimentos son mejores para alguien (alimentos medicina) y cuáles debe evitar (alimentos dañinos). Este test podría realizarse desde la primera sesión, para indicar a la persona los cambios de dieta que precise hacer para mejorar su estado de salud.

Existen muchos tipos de dietas; una que puede resultar de gran utilidad es la propuesta por el Dr. Peter D’Adamo, ella nos pudiera servir de guía para llevar a cabo un testeo más eficiente. Esta es la clasificación del Dr. D’Adamo y las distintas características, basada en los grupos sanguíneos:

Tipo A
Alimentos Permitidos: Verduras, frutas, granos, guisantes, leguminosas, nueces, y semillas
Alimentos que Evitar: Lácteos, carne, pescado, aves, huevos, y alimentos procesados
Ejercicio: Se recomienda el ejercicio tranquilizante, como el golf o el yoga

Tipo B
Alimentos Permitidos: Verduras, frutas, granos, guisantes, leguminosas, carne, aves, pescado, huevos, y lácteos
Alimentos que Evitar: Nueces, semillas, y alimentos procesados
Ejercicio: Se recomienda el ejercicio de intensidad moderada, como caminar, excursión a pie, y el tenis.

Tipo A-B
Alimentos Permitidos: Todos los alimentos permitidos tanto en dietas Tipo A como en Tipo B están bien, pero se recomienda seguir una dieta vegetariana la mayor parte del tiempo.
Alimentos que Evitar: Alimentos Procesados
Ejercicio: Se recomienda ejercicio tanto tranquilizante como de intensidad moderada

Tipo O
Alimentos Permitidos: Carne, aves, pescado, y aceite de oliva; con moderación: algunas verduras, nueces, semillas, y huevos
Alimentos que Evitar: Lácteos, granos (p.e., cereal, pan, pasta, arroz), guisantes, y alimentos procesados
Ejercicio: Se recomienda el ejercicio vigoroso, como correr

Interesante, porque según el Dr D’Adamo no a todos nos viene bien ser vegetarianos o carnívoros, eso está determinado por el tipo de sangre y cómo es que evolucionó el hombre a través de estos distintos tipos, viviendo distintas situaciones alimenticias a lo largo del tiempo que crearon estas formas de adaptación.

Conclusión

La idea de los gérmenes malos que ha pregonado la medicina alopática por varias décadas, cada día va perdiendo fuerza. Ahora sabemos que en nuestro cuerpo hay 10 veces más organismos extraños que células con nuestro propio ADN, solo una pequeña parte de estos gérmenes pueden resultar patógenos y solo en ciertas circunstancias. La mayoría de ellos viven en perfecto equilibrio creando toda una comunidad. Los virus son capaces de comer bacterias y mantener un equilibrio de sus poblaciones. Los virus también sirven para transportar los genes de unos organismos a otros. Mientras que las bacterias intervienen en cientos de procesos de nuestro propio organismo de forma que sería difícil vivir sin ellas.
Todo esto nos lleva a imaginar la multiplicidad de organismos y complejidad de nuestro cuerpo y el trabajo que hace el sistema inmune para detectar cuando un germen puede resultar patógeno, es decir para distinguir los buenos de los malos. Nuestro cuerpo ha desarrollado una sofisticada inteligencia para poder funcionar de la mejor forma posible, en convivencia con innumerables gérmenes.

 

Completado

 


1. journals.physiology.org

2. www.frontiersin.org

Video recomendado: ¿Qué es la microbiota y cómo afecta al sistema inmune? Entrevista Dra. Aurora Jurado


Preguntas o comentarios: info.gfu.lineasolar@gmail.com

 

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