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Tercer trimestre

Semana 29: En esta semana el feto puede pesar de 1,100 a 1,250 kg, al cual hemos de sumar el peso de la placenta, líquido amniótico, el crecimiento del útero. Y también en otras zonas del cuerpo de la madre hay aumento de peso como en los senos, mayor cantidad de sangre y acumulación de grasa. En total la futura madre puede haber aumentado entre 7 a 11 kg desde el comienzo de la gestación. El abultamiento del abdomen, así como el peso extra hacen que se comiencen a presentar síntomas como dolor de espalda, mala circulación en las piernas. De ahora en adelante el bebé seguirá ganando peso, lo que agudizará las molestias en la mujer. A partir del séptimo mes es importante que la mujer sea consciente de su postura corporal, lo que le permitirá adaptarse a los cambios como el peso extra y el cambio de centro de gravedad.
La práctica de ejercicio y posturas de yoga son grandes aliados para minimizar todos los síntomas que pudieran surgir ya que fortalecen los músculos, mejoran la circulación y brindan flexibilidad. También ayudan a la mujer a ser más consciente de su cuerpo y estar más en control, lo que le brinda a la mujer tranquilidad y seguridad. Ya que el bebé crece y crece es importante que la mujer no descuide su dieta abundante, variada, equilibrada y saludable.
Semana 30 el feto ya mide unos 27 centímetros y puede pesar hasta 1,400 kg; el aumento del peso obedece en gran parte a la acumulación de grasa: El bebé se empieza a ver rollizo. El lanugo que se formó en todo el cuerpo comienza a desprenderse. Sin embargo, el cabello de la cabeza que conservará el bebé puede ser abundante. El espacio del bebé se va reduciendo por lo que ahora ya no puede tener sus piernas estiradas. Los movimientos se ven limitados, pero ahora son más fuertes. El bebé se mueve periódicamente, por lo que la ausencia de movimiento durante más de un par de días puede ser una señal de alarma y la mujer deberá acudir de inmediato al médico.

Su sistema nervioso continúa su desarrollo, podemos predecir si el bebé será diestro o surdo ya que se chupa con más frecuencia el pulgar de la mano dominante. Ahora también sabemos que el bebé es plenamente sensible al dolor.
A principios del octavo mes el feto ya está bastante maduro, a partir de este momento su desarrollo se centrará en el aumento de peso y tamaño. Los bebés que nacen en el octavo mes tienen un 97% de probabilidades de sobrevivir (contando con toda la asistencia médica moderna), pero ya que su sistema respiratorio aún está inmaduro requieren de unos días en la incubadora y bajo mayor vigilancia médica. A partir de la semana 31 los testículos comenzarán a descender hasta tomar su lugar pocos días antes de nacer. En las niñas es visible el clítoris que aún no es cubierto por los labios que aún no se han desarrollado.
En el octavo mes el crecimiento del útero va comprometiendo a los demás órganos de la mujer, así que continuarán los trastornos digestivos con síntomas como acidez, estreñimiento. Incluso la respiración se puede dificultar ya que el útero ha crecido hacia arriba empujando al estómago hígado y páncreas hacia arriba, presionando el diafragma. La vejiga también sufre la presión del útero y puede llegar a salir orina al estornudar o reír. La mala circulación pude provocar varices y venas inflamadas o rojizas en las piernas. También se pueden presentar hemorroides con dolor, picazón y sangrado. También se pueden presentar estrías en las zonas donde se ha estirado la piel. Pero no todos los cambios son negativos ya que el mayor flujo hormonal también vitaliza y ayuda al cuerpo de la mujer, lo que se puede notar en el aumento del grosor y brillo del cabello y mejor tonificación de la piel.
En la semana 31 el bebé puede llegar a pesar hasta 1,600 kg. A partir de aquí el aumento de peso puede variar considerablemente de un bebé a otro, ya que al nacer en promedio pesará el doble. Los pulmones del bebé comienzan a producir el factor surfactante, por lo que la probabilidad de que pueda respirar sin ayuda de oxígeno o incubadora aumenta a partir de esta semana. A partir de esta semana la mujer deberá acudir al médico en caso de presentar alguna infección, aun que sea sólo un resfriado. La barrera placentaria ha cambiado en esta semana y los patógenos pueden pasar más fácilmente al feto.
En la semana 32 el espacio para el bebé se reduce, pero esto no impide que de vez en cuando de una voltereta, con más frecuencia adopta la posición de la cabeza hacia abajo; algunos bebés ya se quedarán en esa posición. La madre puede sentir como da patadas hacia el diafragma, entrenando sus movimientos para el momento del parto. El aumento de peso en la madre es de unos 550 gramos por semana. Su sueño se hace cada vez más difícil, incluso recostada sobre un costado, por lo que algunas optan por dormir sentadas. En el mercado hay cojines lumbares especialmente diseñados, que ayudan a dormir en esta posición.
En la semana 33 comienza el noveno mes del embarazo, el feto ya mide unos 30 cm y llega a pesar hasta 2 kg, aunque recordemos que ya en esta etapa los pesos entre un bebé y otro comienzan a variar mucho. Sus huesos se van endureciendo y su cuerpo acumula grasa por lo que la piel pierde las arrugas. Los ojos ya están plenamente desarrollados. Las pupilas pueden contraerse o dilatarse según la cantidad de luz que reciben.

Los síntomas del embarazo se van acumulando y aumentando en intensidad. Las molestias del embarazo pueden alterar el sueño de la mujer. En este mes el feto puede descender a la parte baja del tronco, lo que se llama el “encajamiento”; esto alivia algunos de los síntomas del aparato digestivo. Sin embargo, se pueden acentuar otros como la incontinencia urinaria. Algunos fetos descienden hasta el final del embarazo. El aumento en las molestias y síntomas pueden hacer que la madre ya desee parir, lo que también le puede provocar un “bajón” en el estado anímico. En esta semana se puede desprender el tapón mucoso que protege al útero y al bebé de cualquier infección. Al desprenderse el tapón va acompañado de flujo abundante acompañado de sangre, ocasionalmente. La expulsión del tapón puede ser causada por las contracciones de Braxton Hicks o por el encajamiento del bebé, pero puede que el parto todavía tarde algunas semanas más.
Semana 34: El bebé ya supera los 2 kilos, su desarrollo está prácticamente terminado. Ha crecido tanto que le queda poco espacio para moverse, la mamá incluso puede sentir cuando el bebé empuja con una manita, un pie, el codo o la cabeza.
El cuerpo de la mujer ahora se prepara para el momento del parto y la lactancia. Los pechos crecen más y producen calostro con regularidad. Su volumen de sangre ha aumentado hasta 5.5 litros, pero su presión arterial puede tender a bajar. Es importante no descuidar la dieta, porque ahora es cuando el bebé está creciendo más y no debe faltar ningún nutriente, especialmente seguir cuidando la ingesta el calcio y el hierro. Ya que el útero presiona los intestinos se aconseja que la madre haga varias comidas muy ricas y nutritivas al día.
Si aún no lo ha decidido, es el momento de saber el tipo de parto que desea, el lugar, si quiere que alguien le acompañe durante el parto (normalmente el padre). Todas estas decisiones podrán tomarse en pareja, considerando la preferencia de la mujer. También, si aún no tiene preparada la maleta para el parto, es momento de tener todo listo ya que aunque faltan 6 semanas para completar la gestación, muchos bebés se adelantan.
Semana 35, el bebé pesa unos 2,500 gramos. Su estómago, hígado y riñones ya cumplen sus funciones. El estómago está lleno del líquido amniótico, con el que entrena sus movimientos y los intestinos almacenan meconio, que es una mezcla de los jugos gástricos y la pelusa que traga. Su cerebro continúa desarrollándose, ahora tiene las fases del sueño que tendrá al nacer, también tiene los sueños de Movimiento ocular rápido. A partir de esta semana la gestación entra en la recta final, si se dan las contracciones del parto el ginecólogo no tratará de retrasar el nacimiento.
En la semana 36 el bebé ya pesa entre 2750 a 2900 gramos. Si llega a nacer en esta semana aún se le considera prematuro, sin embargo, tal vez no necesite ningún cuidado especial ya que todo su cuerpo está muy maduro. Incluso podrá respirar sin oxígeno o incubadora. Su sistema inmune, aunque se seguirá fortaleciendo, ya puede combatir los microbios del ambiente. El bebé regula su temperatura en forma autónoma, aunque un poco más de grasa que ira adquiriendo en las últimas semanas le servirá de protección adicional. La mayoría de los bebés ya han encajado la cabeza en la pelvis de la mamá y como su espacio es cada vez más reducido, también se reducen sus movimientos. El médico puede agendar las citas al menos cada dos semanas en esta etapa, para asegurarse que todo marcha bien.
El décimo mes: semanas 37 y 38 el feto llega al final de su desarrollo ya mide de 34 a 36 centímetros. El feto ya tiene los reflejos de agarre y succión. El feto ocupa la mayor parte del útero por lo que el líquido amniótico se reduce, por lo mismo, los movimientos del feto se sienten con mayor fuerza. El sistema inmune continúa madurando, los anticuerpos le llegan a través de la sangre de la madre.
En la semana 37 el bebé se acerca a los 3 kilos. Si nace se considerará un parto normal a partir de este punto. Ya que su espacio se ha reducido, sus movimientos también, y el bebé pasa mucho tiempo dormido. La mujer podrá reconocer cuando el parto se acerque si las contracciones se hacen más intensas o bien si ocurren con más frecuencia – más de 3 contracciones en una hora. La dilatación del útero también es un indicativo de que el parto se acerca. No obstante, la mujer todavía tiene tiempo para tomarse un baño, hidratarse bien y prepararse para ir al hospital. Si se rompe la fuente, entonces ya es momento de partir de inmediato al hospital.

Semana 38, el bebé ya llega a rebasar los 3 kilos (recordemos que los pesos son aproximados ya que en realidad los bebés al nacer van de los 2,700 a los 3,800 gramos, siendo en promedio más grandes los varones). Sus pulmones son los últimos órganos en formarse, en esta etapa producen cortisona, hormona que los prepara para la primera respiración. El médico habrá de revisar que el bebé el útero tenga suficiente líquido amniótico y que la placenta funcione en forma correcta, cualquier anomalía puede llevar al médico a inducir el parto como emergencia.
Las semanas 39 a 40 es cuando regularmente se da el parto en forma natural. Al momento de parto el bebé puede medir 46 – 56 cm de cabeza a pies. Su peso oscila de 2.800 a 3.600 kg. Todavía puede presentar algo de lanugo que desaparecerá en los siguientes meses.
En la mujer la incontinencia urinaria se acentúa en esta etapa. Unos días antes del parto el cuello del útero puede comenzar a dilatarse causando dolores punzantes en el útero y vagina. En algunos casos el cuello del útero se dilata sólo unas horas antes, al comenzar el trabajo de parto. La madre notará cambios importantes en su cuerpo: algunas madres reducen de peso en las últimas semanas de la gestación, es algo completamente normal. Algunas madres pueden sentir la necesidad de ordenar y limpiar la casa, preparando todo para la llegada del bebé. Sin embargo, en los últimos días es importante que la madre descanse y simplemente espere el momento del parto en contacto con su cuerpo y su bebé.
Semanas 41 y 42. Aún cuando la mayoría de los bebés nacen antes de la semana 40, es normal que algunos (10%) lleguen al mundo entre las semanas 41 y 42. Para la madre cada día que pase será mucho más pesado el embarazo y las molestias. Sin embargo, mientras la placenta funciona correctamente y el útero cuente con suficiente líquido amniótico, al bebé le vienen bien algunos días más para ganar peso y fuerzas. El médico habrá de monitorear continuamente al bebé para detectar cualquier anomalía. En caso de ser necesario se podrá provocar un parto o bien, realizar una cesárea.

 

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