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Lección 10. Virus y biomagnetismo

Los virus son los organismos más simples que existen en la naturaleza, no tienen funciones metabólicas como: alimentación, respiración, metabolismo (transformación de sustancias), excreción; por lo que algunos ni siquiera los consideran organismos vivos.

10.1 Descripción del virus

En esencia, un virus es una molécula de ácido desoxirribonucleico DNA o de ácido ribonucleico RNA rodeada de proteínas. Todo el funcionamiento del virus está codificado en ésta molécula de aminoácidos formando lo que se llama el genoma o cápside. Este núcleo está rodeado de una capa protectora de proteínas y/o glicoproteínas que además tiene la función de permitirle adherirse y penetrar la membrana celular. Las moléculas que tiene en esta capa externa sirven como “llaves” que les permiten ingresar en las membranas de ciertos tipos de células. No todos los virus tienen la capacidad de atacar a todas las células, sino que solo tienen afinidad con algunas de ellas. Por lo tanto, cada familia de virus solo afecta a unas cuantas especies animales, vegetales, hongos, bacterias o incluso a otros virus (virófagos).

Los virus son organismos muy simples y pequeños, algunos apenas de unos cuantos nanómetros (millonésima de milímetro). No se ha podido precisar en qué momento de la evolución surgieron. Se cree que se formaron a partir de ciertos plásmidos, que son moléculas de proteína que se encuentran en las células de las bacterias y organismos multicelulares.
Otra teoría propone que se crearon de la nada -generación espontánea-. En ese caso, serían los primeros organismos capaces de replicarse, tal vez antecesores de todos los demás organismos como arqueas, bacterias, etcétera. También se cree que se pudieran haber formado a partir de restos de material genético o de células parasitarias que se degradaron hasta convertirse en virus.
Actualmente se han catalogado unas 5000 especies de virus, sin embargo, esta es tan solo una pequeña parte de los virus que puedan existir en nuestro planeta.

10.2 Replicación del virus

Los virus son capaces de resistir las condiciones del medio ambiente como temperatura, humedad, oxígeno, según la especie de que se trate. Sin embargo, los virus no cuentan con sistema nervioso ni motor por lo que dependen del movimiento del medio, ya sea líquido o gaseoso, para transportarse. En realidad, permanecen inactivos mientras no han infectado una célula. Una vez que el virus entra en contacto con una célula, penetra la membrana y se deshace de su propia membrana protectora, quedando tan solo la cápside. Es aquí cuando su material genético entra en acción, básicamente tomando los elementos presentes en el citoplasma de la célula para formar copias de sí mismo. Primero crea copias de su molécula de ADN o ARN y alrededor de estas moléculas se forman las demás capas externas del virus. Un virus es capaz de replicarse unas 10,000 veces dentro de la célula, la cual puede morir a consecuencia del proceso. O bien, el mismo sistema inmune del hospedante puede hacer que la célula muera para detener la proliferación del virus, proceso llamado apoptosis. Como este proceso sucede en unos minutos un virus puede multiplicarse en forma exponencial en unas pocas horas.

10.3 Clasificación de los virus.

Los virus se pueden clasificar según diversos criterios.
10.3.1 Por su ácido nucleico se pueden clasificar en virus de

  • ADN Ácido desoxirribonucleico
  • ARN Ácido ribonucleico

10.3.2 Por su encapsulamiento

  • Desnudo, cuando solo tiene el ácido nucleico dentro de la cápside
  • Cuando además cuenta con algún tipo de envoltura, generalmente formada por proteínas y glicoproteínas.

10.3.3 Según su morfología, es decir, por su forma pueden ser:

  • Helicoidales
  • Polihédricos
  • Mixtos
  • Pleomorfos (forma cambiante)

10.3.4 También se pueden clasificar según el tipo de células que infectan en:

  • Virus animales
  • Virus vegetales
  • Virus hongos
  • Virus bacteriófagos
  • Virus virófagos

Al igual que todas las especies conocidas, la ciencia los clasifica de acuerdo a los criterios taxonómicos de:
- Orden
- Familia
- Género y
- Especie

10.4 Respuesta del sistema inmune

Como podemos ver, el cuerpo necesita reaccionar de manera rápida y efectiva para poder combatir exitosamente una infección viral. Y aunque no seamos conscientes, este proceso se está dando continuamente en nuestro organismo, ya que todo el tiempo estamos expuestos a una gran cantidad de virus. Para atacar una infección el organismo presenta una reacción primaria que es llevar más sangre al tejido infectado y crear procesos inflamatorios. También acuden células que fagocitan (se tragan) a los virus. La segunda reacción es crear anticuerpos que puedan bloquear al virus atacante, ya sea impidiendo que penetre la membrana celular o deteniendo algunos de los mecanismos de replicación. Una vez que el virus ha sido detectado por el sistema inmune, los anticuerpos que se generan ya quedan a disposición y es más fácil controlar una infección si vuelve a presentarse el mismo virus. Por ejemplo, se estima que el virus del papiloma humano pueda estar presente en más del 80% de los adultos, pero en la mayoría resulta asintomático, porque el organismo ha desarrollado anticuerpos para la cepa específica. No obstante, como los virus tienen una vida que se mide en horas, esto hace que muten con gran frecuencia y una misma especie continuamente presente nuevas cepas. Es por eso que el sistema inmune tendrá que estar generando nuevos anticuerpos para cada nueva cepa con que se encuentre.

10.5 Patogenia viral

Solo una pequeña parte de los virus son patógenos. La mayoría de ellos son inocuos, y algunos hasta se pueden considerar necesarios para los ecosistemas ya que tienen funciones como ayudar a transmitir material genético de un organismo a otro.
Algunos virus permanecen inactivos en algún tejido del organismo humano y solo cuando se presentan ciertas condiciones es que se activan. Tal es el caso del virus del herpes, del cual el biomagnetismo ha identificado más de 7 clases. Esta familia de virus se aloja comúnmente en las células del sistema nervioso y puede permanecer ahí por tiempo indefinido sin ser detectado. Cuando el sistema inmune se debilita por situaciones de estrés o por otros factores este virus puede volver a activarse, proliferando y causando síntomas nuevamente. Como ya sabemos, los síntomas varían según el tipo de herpes que se presente.
El biomagnetismo ha comprobado que muchos de los virus siguen presentes en los organismos, muchas veces causando enfermedades o disfunciones que la medicina alopática no ha asociado con ellos. Tal es el caso de la varicela, que al estar alojado en el par uretero – uretero afecta a los órganos sexuales femeninos causando infertilidad.
Un virus, en forma aislada, difícilmente compromete la salud del organismo. Lo que provoca una infección viral es la irritación de las membranas celulares, según explica el Dr. Goiz. El problema sucede cuando se asocian con otros agentes patógenos como bacterias u hongos, en cuyo caso multiplican su patogenicidad. El Dr. Goiz además asegura que los virus requieren de la presencia de bacterias para proliferar, ya que son ellas quienes les proporcionan la mucoproteína que requieren para formar sus membranas. A lo largo de los años, el Dr. Goiz ha encontrado varios casos de asociaciones entre virus y bacterias, que se presentan en forma frecuente.

10.6 Antivirales y vacunación

Los virus, como ya mencionamos, no tienen metabolismo, su proceso se reduce a penetrar la célula y replicarse tomando los recursos del hospedero. Por lo mismo, atacarlo resulta más complicado, ya que su vida depende de unos cuantos procesos químicos, a diferencia de las bacterias, que tienen cientos o miles de procesos bioquímicos, de los cuales depende su existencia, y basta bloquear alguno de ellos para que la bacteria muera. De modo que, los antibióticos, desarrollados para combatir bacterias, no tienen efecto alguno sobre los virus.
Por otra parte, los antivirales desarrollados hasta años recientes en realidad tienen poca eficacia. Algunos estudios indican que diversos fármacos como la amantadina, rimantadina, zanamivir o oseltamivir pudieran causar mayores efectos adversos que el beneficio que pudieran aportar, según un artículo publicado en la revista "The Lancer". Tomado de www.intramed.net
La vacunación, el método desarrollado entre 1880 y 1885 por el Dr. Louis Pasteur, sigue siendo el método más efectivo para tratar las enfermedades virales. Como sabemos, consiste en administrar al mismo virus atenuado para de esta forma hacer que el sistema inmune reaccione produciendo anticuerpos. Generalmente las vacunas se aplican desde la temprana infancia o en forma preventiva, para protegerse de posibles amenazas como la gripe estacional. En otros casos se puede administrar la vacuna incluso después de que la persona ha sido expuesta al virus, como es el caso del virus de la rabia.
La medicina alopática ha lanzado campañas de vacunación desde hace más de un siglo y asegura que gracias a ellas enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, difteria o la viruela, entre otras, han sido prácticamente erradicadas de la especie humana.
Sin embargo, hay un grupo de personas que aseguran que las campañas de vacunación han ocasionado otros males. En específico las vacunas para la hepatitis A y B, difteria, tétanos y tosferina se asocian con los casos de autismo cada vez más frecuentes en la población infantil mundial. Se dice que las cifras de vacunados y enfermos de autismo han crecido en forma paralela a lo largo de las décadas, situación que niegan categóricamente las autoridades médicas. Algunas sustancias como el mercurio, o el aluminio, esencialmente tóxicas, son las responsables de causar daños en el sistema nervioso de los niños pequeños.
Ya que las vacunas han salvado miles de vidas en los últimos siglos; más que promover su prohibición se debe exigir que sean cada vez de mejor calidad, evitando que contengan sustancias tóxicas. La Unión Europea ya viene exigiendo desde hace dos décadas que las vacunas estén libres de timerosal o tiomersal, nombre farmacéutico con que se conoce al mercurio incluido en ellas.

10.7 Tratamiento con biomagnetismo

Según el Dr. Isaac Goiz Durán, los virus proliferan en los ambientes ácidos, por lo que basta la aplicación del par biomagnético para equilibrar el pH del órgano o tejido y de esta forma alterar el terreno que permite la proliferación de agentes virales. Una vez controlada la infección, el organismo será capaz de desplegar los procesos naturales para reestablecer el equilibrio y la salud. La Guía de Biomagnetismo actualmente presenta una lista de al menos 80 virus que pueden ser tratados mediante el par biomagnético.
Ya que existen diversos tipos de virus, también existen diversas formas de contagio que habrá que tomar en cuenta en cada caso. Hay virus que se transmiten por el aire o en pequeñas gotas “gotículas” que se expelen al hablar o estornudar, como es el caso de la gripe. Muchos de estos virus son contagiados a través de especies animales, como el coronavirus o el virus de la rabia. Por cierto, que este último, según ha descubierto el Dr. Goiz, puede ser transmitido al convivir con animales como perros o gatos y no se requiere haber sido mordido o arañado por el animal. El Zika o el dengue son virus que se transmiten directamente por picadura de mosquitos.
Otros tipos de virus se trasmiten por contacto sexual como son el VIH-Sida, el Virus del papiloma humano o el Herpes tipo 2, los cuales se previenen usando métodos de protección como el condón y siguiendo prácticas responsables.
En la consulta es importante indagar sobre la fuente de contagio. En caso de tratarse de otra persona o animal, tal vez sea necesario tomar las medidas pertinentes. Si la pareja ha sido la fuente de contagio, lo más recomendable será que también se someta al tratamiento con biomagnetismo. Lo mismo si se trata de un animal de compañía (hay biomagnetistas dispuestos a tratar a animales), de esta forma se evitarán reinfecciones.

El terapeuta también habrá de buscar la bacteria o bacterias que puedan estar asociadas al virus. En algunos artículos de la Guía de biomagnetismo se mencionan las bacterias que con más frecuencia se asocian con virus específicos y también se dan muchos otros aspectos relevantes sobre cada virus en particular. Por lo que recomendamos leer cada uno de los artículos de la guía para estar al tanto de la información y saber dónde encontrarla cuando se requiera.

10.8 Recomendaciones.

El Dr. Goiz recomienda seguir las siguientes medidas generales en caso de encontrar virus en el rastreo.

  • Eliminar el cepillo de dientes y rastrillo.
  • No prestar artículos de uso personal.
  • Lavar platos y utensilios después de usarlos.
  • Hábitos de higiene personal como lavarse las manos.
  • Mantener la higiene del hogar, si es posible abrir ventanas ya que la luz solar elimina muchas especies de virus.

A las medidas anteriores habrá que añadir las medidas para mantener en óptima condición el sistema inmune como son el seguir una dieta saludable, hábitos adecuados de sueño, ejercicio diario y niveles de estrés controlados. Regularmente el seguimiento de los pacientes se da una semana después de la primera cita, sin embargo, este periodo puede variar según la condición del enfermo a criterio del terapeuta.

 

Actividades complementarias:

Ver el video: Virus y biomagnetismo

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