Lección 2. Magnetismo e imanes
Se dice que Albert Einstein, siendo niño quedó maravillado al observar cómo se movía la aguja de una brújula. Enseguida se preguntó cómo era esa fuerza mágica que movía la pequeña aguja sin ser detectada por nuestros sentidos. Esta experiencia lo llevó a interesarse en el estudio de la naturaleza, particularmente en la física. ¿Y quién no se ha visto maravillado siendo niño por este fenómeno? Muchas veces los adultos nos dicen “ese movimiento se debe al magnetismo” y con eso ya queda satisfecha nuestra curiosidad, pero no así la mente de muchos hombres que se han puesto a indagar en forma profunda la naturaleza de la fuerza magnética.
2.1 Qué es el magnetismo
El término de magnetismo proviene de la ciudad de Magnesia del Meandro, en la antigua Anatolia donde por primera vez se dio cuenta de este fenómeno por Tales de Mileto. Cierto tipo de piedras tienen la propiedad de generar un campo magnético en forma natural, como es el caso de la magnetita, esto intrigó a los antiguos sabios quienes no tardaron en descubrir las propiedades curativas de los imanes.
La ciencia moderna1 ha descubierto que la electricidad y el magnetismo están íntimamente relacionados, en realidad forman un único fenómeno: el electro-magnetismo. Cada partícula cargada eléctricamente, por pequeña que sea, al moverse genera un campo magnético a su alrededor.
Un electrón, que es una partícula subatómica con una pequeña carga negativa, al estar rotando sobre su propio eje (spin) ya está generando un minúsculo campo magnético. Así podemos entender que cada átomo, de los billones que conforman toda la materia que nos rodea tiene su propio campo magnético.
¿Entonces por qué no todos los elementos son magnéticos?
Esto se debe a que en la mayoría de los elementos y compuestos cada átomo gira en forma independiente. Es decir que tenemos campos magnéticos desordenados, o por decirlo de otro modo: cada átomo tiene su campo magnético orientado al azar. Lo que hace que los campos magnéticos se anulen unos a otros dando como resultado un campo magnético imperceptible. En el caso de los materiales magnetizados, gran parte de sus átomos quedan alineados en una sola dirección y esto provoca una fuerza resultante, cuyo efecto es un campo magnético que podemos percibir en el mundo macroscópico.
2.2 Ley universal de cargas
Entonces un objeto magnético por pequeño que sea (un electrón) o por grande que pueda ser (un abismo negro) genera un campo magnético a su alrededor donde se generan una serie de líneas magnéticas que van de un polo hacia el otro. El número de líneas magnéticas aumentan en relación directa a la intensidad del campo magnético, por eso cuando hablamos de intensidad magnética, que se mide en Gauss, realmente estamos hablando de líneas magnéticas.
El magnetismo se basa en un principio universal sencillo que dice: cargas iguales se repelen, cargas opuestas se atraen. Esta es la base para entender las reacciones químicas y muchos otros fenómenos donde se involucren cargas eléctricas.
2.3 Tipos de imanes
2.4 Qué tipo de imanes se usan en el Par biomagnético
En la actualidad existen aparatos que permiten crear campos magnéticos de frecuencias e intensidades muy precisas; o bien, generan campos magnéticos pulsantes que pueden tener efectos benéficos sobre la salud. Se emplean frecuentemente en las llamadas magnetoterapias, ayudando a la regeneración de músculos, ligamentos y huesos.
Para el biomagnetismo médico no se requieren aparatos costosos y sofisticados. El par biomagnético utiliza imanes permanentes de mediana intensidad, mayor a 1500 Gauss. Los metales empleados con mayor frecuencia en el biomagnetismo son la ferrita y el neodimio. Este tipo de imanes son muy económicos, prácticamente al alcance de cualquier bolsillo. Además, si se forran y se tratan con cuidado pueden durar por tiempo indefinido.
Los imanes de ferrita son los más económicos. Se recomienda forrarlos para evitar que se despostillen, se rompan; y también porque es más cómodo y seguro su uso.
Los imanes de neodimio pueden concentrar más potencia en un menor tamaño, lo que hace que algunos terapeutas los prefieran.
En realidad, para fines prácticos no existe diferencia entre los dos materiales – ferrita y neodimio -. Cualquiera de ellos puede servir de igual forma, siempre y cuando la potencia del imán sea superior a los 1500 Gauss y menor a 5000. Una potencia mayor a 5000 Gauss resulta innecesaria y por el contrario pueden traer efectos indeseables. En primer lugar, dada su mayor potencia, los imanes se tienen que manejar con mayor cuidado para evitar que machuquen o pellizquen los dedos del terapeuta o alguna parte del cuerpo del paciente. También pueden alterar los órganos y tejidos si se dejan demasiado tiempo en el cuerpo – más de 15 minutos –. Siempre se debe tener especial cuidado al colocar imanes en el rostro y cerca de los ojos. Ya que no brindan mayor beneficio en cuanto a la práctica del biomagnetismo se refiere, se recomienda no usar imanes de mayor potencia a 5000 Gauss.
2.5 Cómo identificar la polaridad del imán
Como ya vimos anteriormente todo objeto con un campo eléctrico produce un campo magnético, desde un electrón hasta el planeta Tierra o una estrella. Todos ellos tienen un polo positivo (+) y un polo negativo (-) y el campo magnético fluye en forma continua entre un polo y el otro. Lo mismo sucede con un imán permanente. Para que resulte útil en biomagnetismo se requiere que el imán tenga una cara positiva y otra negativa. Se puede identificar la polaridad de un imán de varias formas:
Una vez que se ha identificado la polaridad del imán se procede a marcarlo o forrarlo. Siempre usaremos el color rojo para designar la cara o lado del imán con el polo positivo (+), y el negro para designar el negativo (-). Forrar los imanes es muy recomendarle ya que se protegen (especialmente los de ferrita) y son más seguros y cómodos de usar.
2.6 Cuidado de los imanes
El par biomagnético se puede practicar con tan solo un par de imanes. De hecho es recomendable tener a la mano un par de imanes, sobre todo cuando uno sale de viaje pueden resultar muy útiles en caso de alguna emergencia, dolor de cabeza, cansancio o incluso en caso de contraer alguna infección. Pero para dar una sesión de biomagnetismo se pueden llegar a usar hasta 6 pares de imanes, es decir un total de 12. Todos pueden ser del mismo tamaño o se pueden comprar unos 2 ó 4 imanes más pequeños y reservarlos para la cara y los ojos.
Es importante forrar los imanes para usarlos con más comodidad y para evitar accidentes (machucones). También para proteger los imanes de ferrita que se pueden despostillar o romper con algún golpe. Claro que también se pueden conseguir ya forrados a través de internet (nosotros no los vendemos). Así que si usted ya los tiene forrados puede saltar a la siguiente lección.
Para forrar los imanes se puede usar cuero o vinil sintético imitación piel, otros materiales como tela pueden ser menos durable y difíciles de lavar, por lo que no se recomiendan.
Los colores que se usan en forma convencional son el rojo para el polo positivo y el negro para el negativo. Ya debe tener identificada la polaridad del imán siguiendo alguno de los métodos que explicamos en el apartado anterior. Puede forrar los imanes cosiendo los forros, para lo cual necesitará un hilo y aguja gruesa, ya que el material es bastante grueso.
Lo más común es pegarlos usando pegamento de contacto (amarillo). Primero limpie bien los imanes con agua y detergente o algún jabón para eliminar el polvo y grasa. Luego, coloque pegamento en la cara positiva del imán y en el forro color rojo. Espere unos minutos, como indican las instrucciones del pegamento y después pegue y presione el forro con el imán. A continuación, coloque pegamento en el resto del imán y en la cara negra del forro. Nuevamente, después de esperar otros minutos pegue el forro negro procurando eliminar todo el aire para que los forros tengan el mayor contacto con el imán. Por último, con unas tijeras refine el contorno de los forros para darle un mejor acabado.
Con este procedimiento puede forrar simultáneamente varios imanes o ir de uno en uno. La pequeña inversión de tiempo en forrar los imanes le va a redituar en una extraordinaria herramienta de trabajo que le puede durar por años.
1 Faraday descubrió a través de varios experimentos que tanto la electricidad como el magnetismo eran un solo fenómeno; y unos años más tarde, en 1865, el físico y matemático Clerk Maxwell desarrolló las ecuaciones que expresan en forma matemática el fenómeno electromagnético.
Ver el video: Capítulo 3: Magnetismo y biomagnetismo.
* Más adelante, veremos con mayor detalle en qué consiste la respuesta muscular inteligente.